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Certamen
"Tradiciones Costarricenses"
2014
Zona Liberia
Vivencias Liberianas: Ayer y hoy en
los barrios
Los Ángeles, Los Cerros, La Victoria y
Condega
CATEGORÍA
GENTE
DE MI BARRIO
TERCER
LUGAR
"Un médico sublime
en Liberia"
Seudónimo: Ciudadano Liberiano
Autor: Sr.
Ronny Pizarro Méndez
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UN MÉDICO
SUBLIME EN LIBERIA
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A médicos, jóvenes y adultos, les he interrogado en algunas
ocasiones, si tienen información quién fue el Dr. Enrique Baltodano Briceño,
y me han manifestado, que solo saben que el Hospital de Liberia lleva su
nombre y apellidos. Aquí, esta breve
reseña biográfica de este prócer guanacasteco:
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Nació el Dr. Baltodano Briceño, en la ciudad de
Liberia, el 20 de setiembre de 1903; hijo de don Enrique Baltodano Bonefil y doña Mariana Briceño Rodríguez. Sus estudios primarios lo realizó en la
Escuela Ascensión Esquivel, y en 1915 ingresó al Liceo de Costa Rica
graduándose Bachiller en Ciencias y Letras en 1922, y el 9 de marzo de 1923,
con ilusión de estudiar medicina, viajó a Alemania (vía marítima-Puerto Limón
-Hamburgo - Amsterdam), pero la difícil situación
política de este país, no le fue propicia por lo que se trasladó a la
Universidad de Barcelona en la que logró su título de Médico y Cirujano
1929. En ese mismo año de 1929, cuando
cursaba el último año para graduarse de médico, el Dr. Baltodano recibe una
carta de su padre, informándole que de Palmira del cantón Carrillo,
Guanacaste, había salido un joven a París, Francisco Vargas Vargas, a estudiar medicina, le proporciona su dirección
y le dicen que le lleva una sorpresa.
Va a París, a encontrarse con el amigo, que muy pronto también sería
el Dr. Vargas Vargas, y, en París, se toman una
memorable fotografía, y le manifiesta a Vargas Vargas
que siente una gran nostalgia por su amada Liberia, que pretende regresar
porque le hace "muchísima falta mi padre, sus hermanos... su familia y
Liberia"; y, Vargas Vargas le sentencia: "¡no se me
apendeje carajo, Liberia lo espera pero como Médico y Cirujano, está por
terminar su carrera y debe concluirla!"
Regresó a la Universidad de Barcelona, graduándose con grandes
honores. Volvió a París ese mismo año
de 1929, y en la Sorbona hizo la especialidad en Ginecología y Obstetricia,
interesándose también en las investigaciones sobre enfermedades tropicales
tanto en París como en Londres. Volvió
a Costa Rica en 1930 y se incorporó al Colegio de Médicos en 1931.
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Su obra como eminentísimo Médico y Cirujano la llevó a
cabo en el humilde Hospital de Liberia, que por ese entonces se llamaba
Hospital San Juan de Dios (situado donde está Coope
Compro, hoy Super Compro), y en los diversos caseríos
y barrios del extenso cantón de Liberia que en aquel entonces llegaba hasta
la frontera con Nicaragua, y en los cantones de Carrillo y Bagaces.
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Guanacaste era como otro país, totalmente aislado, no
contaba con más servicios de comunicación que sus ríos, entonces caudalosos y
con caminos polvorientos en verano y convertidos en fango en el inverno: eran
seis meses de polvo, seis meses de lodo y doce de calamidades. Esto produjo un pueblo valeroso y generoso,
que fiel a sus raíces indígenas, alejado del poder político, cultural y
económico del país, vivía una dramática pobreza: latifundios por doquier en
la que al trabajador se le trataba como pasto de ganado. Nuestra provincia era atacada por la
malaria, la fiebre de aguas negras, el paludismo y el abandono educativo era
enorme. En ese entorno doloroso, y sin
vehículos de ninguna naturaleza, regresó a su natal Liberia, el Dr.
Enrique Baltodano Briceño en 1931 con la estatura de un gran médico y con un
gran corazón se trasladaba a pie, en caballo y en carreta a visitar no a sus
pacientes o clientes, sino a "sus enfermos", sin que mediara suma de dinero
alguno y proporcionándoles los medicamentosa personas humildes; su vocación y
prestigio de médico graduado en Europa, su patrimonio personal lo puso a
disposición de su pueblo, pudiendo emular la frase de Lincoln que fue un
médico del pueblo, para el pueblo y por pueblo, porque recorrió aquellos
caminos para llevar sus conocimientos, amor y consuelo a sus enfermos. Recuerdo cuando salía presuroso de su casa
de habitación con el poco de medicinas en sus pantalones army
y su valijita-maletín de médico lleno de instrumentos.
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Para comprender la magnitud de su abnegación, rectitud
y nobleza de este médico y cirujano existe la anécdota que retrata su excelsa
calidad humana: fue dueño de una farmacia que quebró porque el Dr. Baltodano
no cobraba las medicinas a los enfermos de escasos recursos económicos. Y, el día de su boda, por asistir en el
parto a una mujer de un barrio alejado de esta Ciudad, tuvo un significativo
atraso que puso muy nerviosos a la novia e invitados.
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El Dr. Baltodano Briceño, por esos avatares de la vida
de un ciudadano con enorme prestigio, fue electo diputado para el período de
1946-1950, e integró el grupo de los veintisiete diputados que en el Congreso
Constitucional anuló la elección presidencial de don Otilio Ulate Blanco en la controversial e histórica sesión del 1
de marzo de 1948. De regreso a Liberia
se le arrestó por algunos días en la Comandancia de Liberia, pero dado su
prestigio médico fue puesto en libertad en breves días, pero cuando sospechó
que lo volverían a arrestar tomó el camino del exilio yéndose a Nicaragua por
esos caminos del noreste de Liberia, y un vecino, don José Leiva Alvarado (ulatista), que lo vio pasar por esos montes, le dice con
extrema bondad: "¡Doctor, si me preguntan por usted, haga de cuenta que no lo
he visto!" En su huida, dejando solos
a su esposa e hijos, colaboró intensamente don José Estrada Rivas (Pepe
Estrada) y uno de sus trabajadores Chepe Mayorga (hijo de Benigno Mayorga,
hermano éste de Chico Mayorga) lo guió hasta llegar
a Cuatro Bocas de Upala.
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De regreso a su amada Liberia, y despojado cruelmente
de su título de Médico y Cirujano por decreto de la Junta de Gobierno
encabezada por don José Figueres Ferrer, cuando solicita se le renovara su
cédula de identidad, le pide al oficial del Registro Civil en Liberia que
borre la condición de Médico y Cirujano, y en su lugar consignara la de
"JORNALERO", para complacer la arbitrariedad e ingratitud de la Junta de
Gobierno, porque según él "... ENRIQUE BALTODANO BRICEÑO, NO REQUERÍA DE UNA
IDENTIFICACIÓN PROFESIONAL, PORQUE SU CONDICÓN DE MÉDICO Y CIRUJANO NO
RADICABA EN UNA SIMPLE CÉDULA DE IDENTIDAD, SINO EN ENTENDIMIENTO..." Por muchos años, este eminente médico portó
la cédula de identidad como "JORNALERO", y esta referencia histórica me la
relacionó varios años después mi amigo, Lic. Manuel Rodríguez Caracas.
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El Hospital
de Liberia, era una institución que dependía de la Junta de Protección Social
de Liberia, y, sus miembros, le solicitaron al Dr. Enrique Baltodano -cual un
mandato- que se acogiera a su merecidísima pensión. Esto ocasionó una dolorosa pena y depresión
al Dr. Baltodano. Varios años después,
interrogué a la persona que impulsó esta grosería y me afirmó con altivez que
era cierto, "... pero lo que se hizo fue un hermoso favor a un gran médico
que había dedicado cerca de cincuenta años a la salud de los
guanacastecos...". Pero no se
percataron que enviarlo a su casa con su "merecida pensión" constituía un
ultraje al más sublime médico que ha tenido Liberia y la Provincia de
Guanacaste, porque solo su presencia en el Hospital, era una reliquia... un
monumento vivo... al buen tiempo viejo al que él enfrentó con sabiduría y con
amor al prójimo, a quien no lo detuvo el crudo invierno ni el sol quemante de
la pampa y los raquíticos medios de transporte para llevar sus conocimientos
a la clase más marginada y empobrecida de esta Tierra.
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El Club Rotario de Liberia en una memorable sesión
acordó hacerle un gran homenaje al eminente médico Dr. Enrique Baltodano
Briceño, y en esa sesión uno de sus miembros, Dr. Omar Arrieta Fonseca
manifestó más o menos lo siguiente: "compañeros, yo estoy de acuerdo en este
merecidísimo homenaje al Dr. Enrique Baltodano, pero el más grande homenaje
que se le debe hacer a este gran profesional de la medicina, estriba en que
nuestro Hospital sea bautizado con el nombre y apellidos de este egregio
ciudadano para lo cual debe solicitársele así a la Junta de Protección Social
de Liberia, al Ministerio de Salud y a la Caja Costarricense de Seguro
Social". Así se originó la histórica
iniciativa en la que colaboró don Manuelito Larios Ugalde como alto
funcionario de la Caja Costarricense de Seguro Social en Liberia y también el
Ministro de Salud de entonces Dr. Álvaro Aguilar Peralta, quien informó, que
a la vez que se honraba a un Apóstol de la Medicina, también se honraba a la
Provincia de Guanacaste. Es probable
que fuese en 1968 que se haya bautizado con su nombre y apellidos su amado
Hospital, acto solemne al que el Dr. Enrique Baltodano, asistió personalmente
auxiliado por su hijo, Dr. Adolfo Baltodano Estrada (alias Calá).
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Fueron sus hermanos Edgardo, Aristides,
José, María y Minerva, todos Baltodano Briceño.
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En la ciudad de Liberia, en su casa de habitación, en
la que había nacido, situada frente a la esquina Suroeste del Parque Mario
Cañas Ruiz, a las 11 horas del 14 de abril de 1980, falleció el Dr. Enrique
Baltodano Briceño, Hijo Benemérito de la Provincia de Guanacaste.
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A modo de epitafio, y para resumir en una frase, el
modelo de ciudadano que fue el Dr. Enrique Baltodano Briceño, quien jamás se
enriqueció en el ejercicio de su profesión, diremos que, en su mausoleo debiese
existir esta frase: "MÉDICO QUE VE EL DINERO, O VE LA ENFERMEDAD"
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Liberia, 1 de julio
de 2.014 Ciudadano
Liberiano
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En esta casa de habitación, situada frente a la esquina
suroeste del Parque Central de Liberia, hoy Mario Cañas Ruiz, nació el Dr.
Enrique Baltodano Briceño.
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El estudiante
Enrique Baltodano Briceño en la Universidad de Barcelona, va a París a encontrarse
con el estudiante de la Universidad de Paris joven Francisco Vargas Vargas y se toman esta fotografía en 1929, y le dice a
Vargas que está sumamente deprimido porque le hace falta su amada Liberia y
que quiere regresar, y Vargas Vargas le dice:
"JAMÁS ENRIQUE USTED DEBE CONCLUIR SUS ESTUDIOS EN BARCELONA", y se queda y
gradúa en Barcelona, luego regresa a Paris para hacer una especialidad.
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RESEÑA GRAFICA E HISTORICA DE LIBERIA. Esta Fotografía, está íntimamente relacionada
con la fotografía anterior, o sea en la que aparece la casa de don Andrés
Valerín, parte del Cine Olimpia y la fila de palmeras, pues intuyo que la
inauguración de los canales Rockefeller, debió ocurrir en ese mismo sector, o
sea en el solar o patio de la casa de don Andrés Valerín. Esta nueva foto, corresponde a la visita e
inauguración de los canales Rockefeller por el Presidente de la República
Lic. León Cortes Castro (1936-1940), en la que aparece totalmente a la
derecha de vestido entero blanco, corbata negra y sombrero en su mano
derecha. La misma corresponde a la
inauguración de los canales Rockefeller en honor al filántropo
estadounidense, púes fueron financiados por la Fundación Rockefeller. Me informó Jorge Baltodano Guillén, que esos
canales tuvieron su origen así: en el sector que actualmente ocupa el Centro
Comercial PALÍ, prolongándose hasta donde funcionaba el Cine Olimpia, se
formaba una inmensa laguna en el invierno, y propiciaba evidentemente los
zancudos y en consecuencia la malaria.
Una forma de combatir la malaria era canalizar las aguas de lluvia
estancadas allí hacia el Oeste de la Ciudad, mediante esos canales, que se
iniciaban en esa laguna, continuaba por lo que actualmente conocemos por
panadería Musmani, luego por lo que es la casa de
habitación de Alvarito Baltodano Rivas, continuando el mismo por la casa de
Adolfo Rivas Muñoz (Chobito) y continuaba su curso
por lo que hoy conocemos por Purdy Motor o La
Toyota, y continuaba su curso pasando por lo que conocemos por Hotel El
Aserradero, para concluir estos canales en el Río Liberia. Doña Susana Chamorro, desde Moscú me aclaró
en su oportunidad lo siguiente con relación a esta fotografía en la que
aparece el Dr. Baltodano Briceño y don León Cortés, me comentó: "En esta foto
aparecen varias personalidades que conformaron el grupo de científicos de la
época, escogidos y enviados desde San José para combatir LA MALARIA en
Guanacaste. De izquierda a derecha: el
segundo es el Dr. Enrique Baltodano Briceño, el tercero es mi tío, el Dr.
Joaquín Bernardo Soto Vargas, quien se casó en esos tiempos con mi tía abuela
Doña María Luisa Chamorro Mayorga, por parte de padre, y el quinto, atrás, es
mi tío abuelo por parte de madre, el Dr. Antonio Martínez Méndez;
lastimosamente desconozco el resto de las otras personas, pero esa zanjas son
las que pasaban por varios lugares de Liberia (allá por detrás de la Musmani del centro de Liberia, también por la bomba de Caluchin y el Jumbo) recogiendo las aguas de lluvia para
que no se empozaran, evitando así la propagación del mosquito de la malaria".
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