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Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes

Centro de Investigación y Conservación

del Patrimonio Cultural

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PROYECTO

INVENTARIO ARQUITECTÓNICO

CIUDAD DE SANTO DOMINGO,

PROVINCIA DE HEREDIA

AÑO 2004

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RESEÑA HISTÓRICA DE SANTO DOMINGO

 

Historiadora Zaida Ruiz Briceño.

 

El presente documento es un estudio del desarrollo histórico de Santo Domingo desde la colonia, hasta el presente.  El objetivo principal es reconocer los rasgos más destacados de la historia arquitectónica presentes en el casco urbano de la ciudad, y así poder determinar que la delimitación del casco urbano corresponde con la propuesta de Centro Histórico.

 

El documento inicia con el recuento del establecimiento de Santo Domingo, la consolidación del espacio urbano, lo mismo que el reconocimiento de las características generales de las edificaciones; ello a finales del siglo XVI y todo el XVII.

 

Seguidamente se verá lo más sobresaliente de los siglos XVIII y XIX, en donde destacan los procesos de crecimiento urbano, renovación y diversificación tanto de materiales como tecnologías constructivas.  Mientras que para el siglo XX, se analizará todo lo referente al desarrollo urbano, amparado a un impulso urbanístico que ya para entonces experimentaba el Valle Central

 

LA CONFORMACIÓN DEL CASCO URBANO.

 

Aunque los pocos documentos que hablan de los primeros años de conquista en nuestro país se refieren básicamente al valle central; aun así, se presume que en la región de Santo Domingo, en el período prehispánico hubo una población de mucha antigüedad y gran desarrollo.

 

A ese respecto; la información de tipo etnohistórica hace referencia a grupos indígenas establecidos en las tierras que actualmente corresponden al cantón de Santo Domingo de Heredia, ubicándose en ella el pueblo de Toyopán al noroeste de Curridabat, ello después del Río Virilla, en el cual vivía el cacique Yurustí o Yoruste.

 

Así, desde el siglo XVI, se mencionan ciertos puntos importantes como el Paso del Montano, Las quebradas y Breñas de Bermuda, y se hacen los primeros denuncios de tierra.  Paralelamente a ello, se da una incipiente estratificación social, ya que había fracasado el intento de repartimiento de indios que tuvo lugar en el siglo XVI, dando más bien origen a un proceso de mestizaje.

 

De lo anterior se deduce que los indígenas de esta región posiblemente fueron considerados como de la reducción de Barva, porque una vez que eran reducidos a población no podían vivir dispersos entre montañas como lo hacían anteriormente, sino que en un poblado sometido a las autoridades y leyes españolas, además de ello la mayoría pronto se fueron extinguiendo, y perdiendo importancia como grupo.  Tan así, que para décadas posteriores existen algunas referencias de colonos domingueños casados con indígenas y mestizas.

 

Por todo lo expuesto, se puede decir que Santo Domingo de Heredia empezó a ser poblado por algunos colonos y mestizos a partir del siglo XVI; prueba de ello es: restos de caminos y acequias empedradas,  puentes, cimientos de casas, beneficios de café, lecherías así como basas de piedra usadas para sostener los pilares de las casas, paredes de adobe derrumbadas, etc.

 

Sin embargo, es a partir de la segunda mitad del siglo XVII, que muchos colonos empezaron a apropiarse y a radicarse en las tierras desde el Paso de Montano (distrito Santa Rosa), hacia el este, extendiéndose por las vegas y llanos del Río Tibás.

 

De lo anterior se concluye que el Rincón de Tibás o Isla y hoy denominado Barrio del Socorro perteneciente al distrito San Miguel, cobró mucha importancia así como las zonas aledañas al Río Macho que hoy día son los Barrios Montero y Castilla del mismo distrito; al sur del río, esta zona colinda con los cantones de Moravia y Tibás, de donde se deduce fue este río y los pasos naturales, zonas de encuentro de los pobladores de los valles de Aserrí, Curridabat y Barva.

 

Como parte de su subsistencia los colonos cultivaban cereales, el maíz, el tabaco, pero también el trigo español, frijoles, caña de azúcar, y la ganadería que la asociaban con esos cultivos.  Es precisamente en este contexto que surge la casa de adobe cuya característica principal, es el carácter de austeridad.  Este tipo de arquitectura que tiene vigencia desde principios de la colonia, hasta mediados del siglo XVIII, logra mantenerse debido a dos razones: una es el sencillo proceso de elaboración que conlleva y la otra quizás el más determinante para su aceptación la económica que llegó a ser una respuesta positiva a las necesidades habitacionales del costarricense de la época.  Tan así, que el modelo inicial se mantuvo por largo tiempo sin alteraciones formales y funcionales importantes, precisamente por el poco desarrollo de la época.

 

A manera de aclaración, hay que indicar que las casas de adobe que se observan en Santo Domingo no corresponden a un solo período histórico, aunque las que más se conservan se relacionan con la época de apogeo y esplendor cafetalero, no obstante quedan muchas otras que atañen a épocas anteriores, como el tabaco y algunas intermedias a estos períodos.

 

Lo anterior quiere decir, que la vivienda fue evolucionando en el tiempo y conforme crecieron las necesidades de la familia y el mismo grupo social; por ejemplo hay una diferencia entre la casa de adobe construidas a mediados del siglo XVIII, es decir, durante el auge del tabaco, que se ubica fuera del cuadrante, o sea, es de carácter rural.

 

Luego tenemos la casa que surgió en la primera mitad del siglo XIX, definida como modesta, con mejor distribución de espacio a lo interno, mejor iluminada, y un poco más alta y amplia y claramente edificadas dentro del cuadrante.  Estas casas se catalogan como anteriores a la bonanza del café, y que dieron paso al asentamiento y desarrollo del actual cuadrante de Santo Domingo, en otras palabras estas casas representan el paso del campesino colonial, al pequeño productor cafetalero.

 

Por último se identifica a la casa del gamonal cafetalero, la propiamente urbana que se asienta en el ángulo de cada cuadra en forma de L, de unas 25 varas de terreno para cada lado, construida cuantiosa y formidable, con un patio interior y con una tapia de adobe entejada.  Según se deduce esta es la casa que más ha perdurado en Santo Domingo y que diferencia y da notabilidad al distrito central.

 

En el siglo XVIII, se da una estratificación en dos cultivos comerciales: el tabaco, anterior a la independencia, que por estar ubicado dentro de la región tabacalera la población domingueña se dedicó de lleno a esta actividad.  Así una gran mayoría de tierras se consagraron al cultivo del tabaco especialmente las que quedaban aledañas al río Virilla, coincidiendo éstos con zonas donde estaban asentados la mayoría de colonos y con las vías de paso natural.

 

Igualmente, "el tabaco aglutinó la población domingueña en algunos parajes como Tures, San Miguel y Santa Rosa, que hoy son distritos del cantón en las casas de adobe más antiguas" (Bolaños Villalobos, Rafael.  Al Occidente del Abra.  Historia Monográfica de Santo Domingo de Heredia.  San José, Costa Rica.  1999.  Pág. 46.).  De ahí que se diga que el distrito central empieza a cobrar importancia como zona de asentamiento a partir de este producto.

 

El otro cultivo parte de la estratificación, es el café el cual se da después de la independencia.  Esta fue una excelente actividad productiva que sustituyó al tabaco; se sembró en pequeñas cantidades en el ámbito nacional desde finales del siglo XVIII, pero en Heredia incluso este cultivo se daba desde antes de 1830.  Prueba de ello es que en el censo cafetalero de 1843 correspondiente a Heredia, aparecen los hacendados domingueños Juan González Chacón y Manuel Zamora Ocampo que por sólo el hecho de aparecer en dicho censo, es de suponer que debieron ser cafetaleros desde mucho antes a 1838.

 

Para 1850, ya es frecuente encontrar referencias a cafetales en el cantón alternando con otros cultivos como caña de azúcar, trigo y maíz.  Empero el café poco a poco fue desplazando esos cultivos, perdurando más el trigo y la caña.  El trigo venía produciéndose aquí desde el asentamiento mismo de los colonos y su cultivo perduró hasta las primeras décadas del siglo XX, de ahí que todavía aparezcan y se conservan algunas herramientas utilizadas para esa actividad como las hoces, lo mismo podría decirse del tabaco que se cultivó en pequeñas cantidades hasta finales del siglo XIX, productos con los cuales se abastecían las familias y en parte el país.

 

Como se ha visto, "la vinculación de Santo Domingo con San José, favoreció el desarrollo del primero y con la actividad del café este desarrollo fue aún mayor, así, pobladores de la periferia al Valle Central vinieron a establecerse aquí, por lo que el crecimiento de población que experimenta el cantón es enorme" (Ibíd. Pág. 62.).  Inclusive ya desde las primeras décadas del siglo XIX, comenzó a superar la población de Barva, que para entonces era una de las más numerosas de la provincia de Heredia.

 

Como es sabido, la forma de urbanizar el asentamiento, se hacía partiendo de la costumbre española, es decir, de acuerdo con el plan damero; por lo que el centro urbano de Santo Domingo, no va a ser la excepción en cuanto a la costumbre colonial española.

 

El trazado del casco urbano nace desde tiempos de Braulio Carrillo, quien establece por decreto, que todos los incipientes centros urbanos trazarán su distribución; en el caso de Santo Domingo este había sido presentado desde 1835, sólo que se pudo realizar a finales del siglo XIX.

 

En virtud de lo anterior, "se establece el cuadrante así: la Iglesia del Rosario en el cuadrante central del mismo, ubicándose la plaza al oeste y el municipio al costado norte de la plaza" (Sancho Víquez, Jorge.  Estudio del proceso de deterioro de las estructuras arquitectónicas: caso centro histórico Santo Domingo de Heredia.  Tesis de grado en arquitectura.  U.C.R.  San José, Costa Rica  1985.  Pág. 24.).  Como dato interesante digno de señalar es que para 1840, Santo Domingo tenía 296 casas según documento de la administración de cuarteles hecho por Carrillo.

 

El uso de la cuadrícula se puede ver solamente en lo que es la parte central de Santo Domingo, más de medio siglo después de la consolidación del cuadrante, por decreto municipal se ordena la construcción de tapias, como una forma de mantener las propiedades bien delimitadas.

 

En ese marco de referencia, otro sistema constructivo empieza a ponerse en práctica en nuestro país, esta vez se trata del bahareque, sistema que fue sustituyendo poco a poco al adobe y logró mantenerse hasta el siglo XX.

 

Con la salvedad de que mientras se daba el proceso de aceptación de este material, se construyeron casas con sistemas mixtos: es decir, con paredes exteriores de adobe y paredes internas de bahareque.  Igualmente, se hicieron casas de bahareque con techos de tejas, pisos de tierra, puertas y ventanas de madera, presentando las mismas características que las de adobe.

 

En Santo Domingo estas construcciones, siguen el estilo colonial de la casa de adobe, con la diferencia de que las alturas son más espléndidas y los detalles elaborados con madera, unas pocas presentan amplios corredores externos que se abren hacia el frente de la casa con columnas de madera torneadas.

 

Es más su aplicación como material, para divisiones internas y para la construcción de nuevos espacios en la casa de adobe, fue lo más común.  Una vez, introducida la madera como solución constructiva más rápida y de menor costo, el bahareque fue perdiendo importancia.

 

Pero, además, el bahareque también absorbió la influencia de la arquitectura victoriana, donde el cuerpo principal de la construcción se presenta en este material y los demás elementos en su mayoría eran de madera como las columnas torneadas de los corredores, los techos pronunciados con óculos o rejillas de ventilación.

 

Otro cambio importante, es el que se manifiesta desde 1860 en adelante con la pujanza domingueña asociado a la producción de café, fue más evidente hasta el punto de llegar a rivalizar con la del Cantón Central.  Situación a la que éstos tratan de sacarle provecho; pues antes de 1851 los domingueños querían erigirse en Villa y luego a través de su posición económica, hacen lo posible por pasar de distrito a cantón, lo que logran concretar el 28 de setiembre de 1869.

 

Este hecho vino a llenar los anhelos del pueblo y estimula aún más los esfuerzos internos, para que Santo Domingo destaque en el ámbito nacional.  De esta forma, "se impulsaron las obras de infraestructura más importantes gracias al café que por estar en pleno auge reportó una bonanza tanto para la mayoría del pueblo, como para las rentas municipales" (Loc. Cit.  Pág. 67).

 

Como novedades arquitectónicas, "producto del florecimiento de la actividad cafetalera la pequeña burguesía, usando nuevas alternativas de ordenamiento urbano promovió la construcción de la Basílica al costado noreste del cuadrante original" (Ibíd. Pág. 24.).  Desde luego estos eran criterios de ordenamiento del espacio urbano, diferentes al planteado por Braulio Carrillo, la basílica, se empezó a construir en 1882 por el arquitecto guatemalteco Ramón Estrada y se terminó en 1891, obra impulsada por el Pbro. Benito Sáenz y Reyes.  Igualmente en este año, se inicia la construcción de la primera escuela pública, en el cantón.

 

Situación que es compartida con la presencia de las casas de influencia victoriana y arquitectura en madera, conocido comúnmente como Victoriano.

 

Una característica general de esta tipología, es la de que aporta mayor flexibilidad y libertad espacial, por lo que la planta aumenta su tamaño y a la vez, mejora la distribución de los espacios.  Un dato interesante digno de mencionar es que las casas victorianas que se conservan en el cantón, se construyeron en lotes que permitieron una ubicación con su retiro frontal, entre los tres a cinco metros y con callejones a ambos lados.

 

Finalmente, "esta tipología es el resultado del auge económico que experimentaron los pobladores a inicios del siglo XIX, quienes construyen la vivienda victoriana como símbolo de status social, actualmente se conserva un número reducido de edificaciones de este estilo, ya que para sus moradores estas casas representan tradición familiar" (Ibídem.  Pág. 23).

 

En lo que se refiere a la arquitectura tradicional en madera, si bien se presentan un tanto dispersas en el distrito central y en todo el cantón, lo positivo de ello es que aún existe una cantidad significativa de esta tipología.  La característica de estas viviendas es que sus techos están semi-inclinados hacia el frente creando un pequeño corredor frontal y una distribución interna determinada por el zaguán.

 

Santo Domingo: en las postrimerías del siglo XIX y siglo XX.

 

A partir de la segunda mitad del siglo XIX y siglo XX, el desarrollo de Santo Domingo como ciudad fue más que evidente, pues, además, de lograr el cantónate durante el gobierno de don Jesús Jiménez en 1869, se impulsaron proyectos y obras de infraestructura muy importantes, como la colocación de la primera piedra de la Iglesia del Rosario, en 1838.  Luego la declaración del distrito el 6 de diciembre de 1848, en 1852 y 1854 la solicitud del cura y en 1856, la fijación de los límites; por lo que se puede decir que el período que va de 1829 a 1869 es de bastante laboriosidad de los domingueños.

 

Siempre en el plano del desarrollo del cantón de Santo Domingo, es interesante destacar que a pesar de que el cantón fue creado desde 1869, fue hasta ocho años después que se nombró la primera municipalidad.

 

Durante casi todos estos años las municipalidades van a estar integradas por los cafetaleros locales más destacados o bien sus representantes, dándose una alternabilidad del poder entre los más fíeles exponentes, de estas familias cafetaleras.

 

Se ha dicho anteriormente que el cantón de Santo Domingo, había logrado destacar sobre el resto de la provincia de Heredia, lo que ocasionó muy a menudo rivalidades.  No obstante, luego de conseguir el cantonato los domingueños dieron la lucha para obtener el título de ciudad, el cual consiguieron en el gobierno de Ascensión Esquivel, en 1902.

 

En la época del liberalismo autoritario en Costa Rica, entre 1889 y 1902, y la democracia liberal posteriormente, se da la incursión de nuevas ideas: el mismo auge comercial, que representa un cambio en la vida de los costarricenses, con la adquisición de nuevos artículos y maquinaria, para simplificar las tareas de los ciudadanos; ello desde luego marca una fase importante, en el desarrollo de la arquitectura habitacional de nuestro país.

 

Durante la primera mitad del siglo XX, la madera fue el material de más uso ya fuese para la fabricación de las casas populares o las mismas de mayor nivel económico.

 

La arquitectura en madera logra prevalecer debido al dominio de la técnica alcanzada, como también al aspecto económico, aun cuando materiales como el concreto armado, empieza a ser introducido en el país.  Con aportes arquitectónicos de mayor flexibilidad y libertad espacial para las casas de la época, por otra parte aumenta su tamaño y mejora la distribución de los espacios.

 

Ahora bien, tal parece que la construcción en madera compite con los nuevos materiales, durante la primera mitad del siglo XX; la especialización de la mano de obra, así como el gusto por los decorados y trabajos de carpintería complejos, permite que su uso continúe siendo importante, a pesar de la introducción de la arquitectura metálica, casi simultánea al apogeo de la arquitectura en madera y del concreto armado.

 

Debido al auge económico, de los pobladores de Santo Domingo de inicios del siglo pasado, se implementó la construcción de la vivienda victoriana casi como símbolo de estatus social, actualmente se preserva un número reducido de edificaciones de este estilo; que aún se mantienen debido a la profunda tradición familiar que estas casas representan para quienes las habitan.

 

Sin embargo, a inicios del siglo XX, se presenta en Costa Rica como en el resto de Centroamérica, un nuevo sistema constructivo se trata esta vez, del concreto armado reforzado con armaduras de hierro.   Este sistema constructivo se utiliza principalmente, en obras públicas y algunas de índole privado, extendiéndose su aplicación hasta mediados del siglo XX, debido a la falta de capacitación en cuanto al uso del material y las dificultades para su obtención.

 

Empero, poco a poco los costarricenses adoptan este sistema, prevaleciendo como el sistema más utilizado hasta la fecha.  Así, a partir de la segunda mitad del siglo XX, las casas de concreto empiezan a saturar los cuadrantes domingueños, dándose a su vez la expansión lineal de éstas a través de las principales vías de comunicación.

 

Lo anterior induce a que para las últimas décadas del siglo XX, el paisaje como vocación agrícola de sus tierras comience a dar un giro impulsado por la aparición de nuevos productos de exportación y de mayor rentabilidad que el café; provocando la desaparición del cafetal en el paisaje y su reemplazo por áreas residenciales a manera de urbanización.

 

 

CONCLUSIONES.

 

Como conclusiones de este informe se pueden señalar las siguientes:

 

1-      Dentro del desarrollo urbano arquitectónico de Santo Domingo, coinciden cuatro tipos de sistemas constructivos, a saber: la construcción en adobe, bahareque, influencia victoriana o arquitectura en madera y la de concreto armado.

 

2-      El trazado como parte de la modelación del espacio, no presenta transformaciones significativas, ello quizá por los problemas de propiedad que esto representa, no así el mobiliario urbano el cual no ha corrido con la misma suerte, pues se encuentra disperso por toda la estructura urbana, así como fuera de la misma.

 

 

BIBLIOGRAFÍA.

 

Atlas Cantonal Digital.  Versión 2002.

 

Bolaños Villalobos, Rafael.  Al Occidente del Abra.  Historia Monográfica de Santo Domingo de Heredia.  San José, Costa Rica.  1999.

 

Corrales, Noelli; Hoffmaister, Mónica y Sánchez, María Gabriela.  Análisis y Planeación para la Renovación Urbana en el Distrito Central de Santo Domingo.  Tesis de grado en arquitectura.  Universidad Central.  San José, Costa Rica.  2000.

 

Costa Rica.  Leyes, Decretos, etc.  División Territorial Administrativa de la República de Costa Rica.  San José.  Imprenta Nacional.  2004.

 

Sancho Víquez, Jorge.  Estudio del proceso de deterioro de las estructuras arquitectónicas: caso centro histórico Santo Domingo de Heredia.  Tesis de grado en arquitectura.  U.C.R.  San José, Costa Rica.  1985.

 

 

1.-     ÉPOCA CONSTRUCTIVA.

 

 

De 1880 a 1930.

 

De 1900 a 1950.

 

De 1890 a 1930.

 

01 Época de Construcción

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2.-     ESTADO DE CONSERVACIÓN DEL INMUEBLE.

 

 

Bueno.

 

Regular.

 

Malo.

 

Pésimo.

 

02 Estado de Conservación del Inmueble

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3.-     GRADO DE PROTECCIÓN.

 

 

Grado 1 (Autenticidad Integral).

 

Grado 2 (Acompañamiento Urbano).

 

03 Grado de Protección

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4.-     USO DEL INMUEBLE.

 

 

Viviendas.

 

Educativo.

 

Oficinas.

 

Salud.

 

Comercio.

 

Religioso.

 

04 Uso del inmueble

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# 

 

 

5.-     ESTADO DE CONSERVACIÓN ARQUITECTÓNICA.

 

 

Sin Transformar.

 

Poco Transformado.

 

Transformado.

 

Muy Transformado.

 

05 Estado de Conservación Arquitectónica

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6.-     TIPOLOGÍA ARQUITECTÓNICA.

 

 

Adobe y Bahareque

 

Madera.

 

Mampostería.

 

06 Tipología Arquitectónica

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