Consultas Inmuebles declarados patrimonio

  • Provincia:
  • Cantón:
  • Distrito:

 

 

 

 

Limón.  Visto por mis ojos de niña

En la primera mitad del siglo pasado.

 

Sra. Noemy (Emilce) Padilla Porras

Limón, Limón.

 

Vine al mundo el 17 de abril de 1931 y las manos que me dieron la nalgadita de rigor, eran negras como el ébano y el rostro sonriente que anunció a mis padres: Es una niña fue el de Mamá Lilí.  La partera oficial de Puerto Limón.

 

Escasos metro y medio de estatura, siempre vestida de blanco, con botines negros y cargando un maletín, debidamente equipado para atender a domicilio, con paciencia y voluntad, cualquier emergencia de sus pacientes.  Mi padre decía de ella: "Es toda una institución".

 

Yo no tengo raíces familiares en Limón.  Mis padres se instalaron allí por negocios.  Y allí nacimos mis hermanos y yo.  Un gran rótulo decía "Zapatería Modelo de Medardo Padilla".

 

Recuerdo lo orgullosa que me sentí cuando aprendí a deletrearlo, con ayuda de mi hermano mayor.

 

Todas las mañanas mamá nos bañaba y papá nos daba cinco céntimos a cada uno.  Ese capital nos permitía comprar un buen puñado de confites, una melcocha de coco, o un paquetito de galletas en la panadería de Lobelia León y para ajuste pedíamos la feria.

 

Las compras se hacían diariamente donde el chino Fan Ge, nuestro gran amigo que nos vendía desde un cinco de mantequilla o jalea, hasta un cinco de carbón para el anafre.

 

A media mañana una rítmica musiquita inconfundible nos anunciaba la llegada de Federico el lechero que al trote de su caballo, al entrechocar de tarros y cucharones de hojalata alegraba el ambiente.

 

Federico era un joven negro siempre sonriente, de dentadura perfecta que en las mañanas lluviosas se cubría con inmensa capa y sombrero ahulados que protegían al jinete y a su cabalgadura.

 

En ese entonces, en Limón no precisaban esconderse detrás de grandes tapias, ni rejas, ni candados.  Los patios traseros de las casas eran abiertos, de tal manera que usted podía atravesarlos de lado a lado de la cuadra sin otro inconveniente que tener cuidado de no ensuciar la ropa blanca que las vecinas dejaban blanqueando al sol y al agua, sin temor a los ladrones.

 

Así disfrutábamos de un pintoresco desfile de hermosas negras con bateas a la cabeza ofreciendo delicias para el almuerzo.

_Plantin, plantin, banana .Chichene, fruta pan siniora...

 

La fábrica de hielo de Los Garrón.

Entonces nadie tenía nevera y el calor descomponía los alimentos.  Por tal motivo todos los días llevaba a la puerta de la casa un pedazo de hielo que servía para conservar la comida y para hacer un pichel de refresco para el almuerzo.

 

Caballero!!!

El vendedor de helados

Cuando el sol caía perpendicular y el calor sofocaba, se oía una potente vos que gritaba:

"Caballero... cómprele un helado a su señora.  Y seguía rodando su carretillo por todo Limón.

 

Un filántropo

Contaban mis padres, la historia de un chino, que llegó a Limón sin un cinco en la bolsa y a punta de trabajo honrado, logró amasar una fortuna.

 

Ese rico caballero se llamaba Juan José León y contaba mamá, que con su dinero ayudó a incontables familias y sobre todo fue un mecenas que financió a muchos jóvenes que querían estudiar, no podían hacerlo por falta de recursos.  Él los ayudaba con una condición: que nadie lo supiera...

 

La ley y el orden

En esa época la vida transcurría tranquila y apacible.  Me contaba abuelita que la máxima autoridad del pueblo era un caballero muy respetado llamado Don Fulgencio Campos.  El defensor de los niños y de las viudas, decía abuelita.

 

Su majestad El Rey

Llamaba mucho la atención, que la sociedad negra celebrara con pompa y derroche de lujo el cumpleaños de Su Majestad El Rey de Inglaterra.

 

Con un vistoso desfile, tocados con vísceras de celuloide, allí disfruté las maniobras de bastonera capaces de lanzar los bastones al aire y luego apañarlos con gran precisión.  Por cierto allí conocí las gaitas.

 

Fue algo digno de verse y oírse.

 

Miss Jessy y Miss Doroty

Yendo hacia la Zona Americana nos llamaba la atención un bellísimo edificio de madera, era templo y escuela de la población negra, regentado por dos damas de estatura impresionante que se distinguían por su elegancia; vestían trajes de muselina largos, botines de charol y ataviadas con sombreros y guantes.

 

De ellas se decía que provenían de Kingston y eran contratadas por la compañía Bananera.  Se llamaban Miss Jessy y Miss Doroty.

 

La Logía Masónica

Una distracción dominical de la chiquillada era recorrer el tajamar y coleccionar los caracolitos que quedaba al retirarse la espuma del mar sobre el tajamar.

 

De vez en cuando corríamos divertidos hasta media calle para que no nos bañara una ola cuando subía la marea.

 

De pronto todos guardábamos silencio ante la sobrecogedora belleza de un extraño edificio de madera, montado sobre pilotes de concreto, clavados sobre la roca y dentro del mar.

 

A él solo se ingresaba por un puente de cemento sobre pilotes, y protegido por un portoncito de hierro con cadenas y candados.

 

El edificio de forma exagonal estaba circundado por un corredor todo en maderas muy finas.  Realmente el edificio era una obra de arte, pero en ella nunca vimos a un ser humano, el portoncito siempre estaba cerrado y nuestra imaginación de niños tejía historias a cual más sobrecogedora sobre "La Logia", en el mar.

 

En el siglo antepasado muchas familias emigraron de Jamaica y las personas mayores soñaban con regresar a su patria, tanto así que no se interesaron en aprender el idioma español ni poseer una casa propia.

 

Compraban camas de bronce y ropa de cama bonita para cuando retornaran a Jamaica y para no estropearla, preferían dormir en el piso.  Lo triste es que por diversas razones, el tiempo pasaba y envejecían y morían sin poder volver a su tierra.

 

Los jóvenes, poco a poco se fueron integrando a nuestra sociedad y hoy son ticos como el que más.

 

Como admiro a estos profesionales que hoy son ejemplo de su raza y parte muy importante de nuestra historia.

 

Querido lector.  Otro día continúo contándole mis recuerdos.

Atentamente

 

Noemy

 

Las retretas (y los Recreos)

Algunas noches, mis padres salían a refrescarse al Parque Vargas.

 

Me contaba mamá que en una retreta allí, ella conoció a papá, que era muy romántico, porque las muchachas se paseaban por los senderos del parque, mientras la Banda Municipal ejecutaba la bellísima pieza "Ramona"; de repente, mi padre que estaba con unos amigos le lanzó un piropo, sus miradas se cruzaron y esa noche se hicieron novios.

 

Otro día les cuento de los funerales.  Cuando el difunto era un chino o cuando era un negro, era muy diferente.

 

También quiero contarles sobre Mr. Pitt el fotógrafo.  La librería de Canalías.  El Comisariato de la Compañía Bananera.  La proveedora de los Pardo.

 

La Importadora de Felipe y Alvarado.  El almacén de mi padrino Félix del Barco.  El almacén de don Uladislao Hernández.  Los joyeros Maldonado.  Los cazadores Madrigal.  Etcétera, etcétera.

 

El primer equipo de foot boll, "El Oriente" y el equipo de base boll, "El Montain Porver".

 

Todo está mal escrito, pero usted entenderá que ya casi tengo ochenta años y escribo muy despacio.

 

Noemy