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Tío guicho

Leonidas Cascante (Tío Guicho)

(Anécdotas e Historia de Vida)

 

Santos Cascante Angulo

 

Ortega: Lindo pueblo que pertenece al cantón de Santa Cruz, cuna del hombre más valiente, alegre, hombre de palabra, trabajador, amigo verdadero

 

Biografía:

 

Leónidas Cascante (Conocido como Tío Guicho)

Nació en el año 1800

Hijos: Pablo, Paco, Chita

Esposa: Amada Ruiz

Oficio: Jornalero, Sabanero.

 

Don Leónidas Cascante (Tío Guicho), fue muy querido en su comunidad, por ser amable, servicial, amigo del amigo, trabajador incansable, hombre de palabra, valiente y el mejor peleador en toda la región. Fue padre de tres hijos: Pablo, Paco ya del recuerdo y Pedro Nolazco, conocido como Chita, quien vive activamente en Corralillos de Filadelfia.

 

Tío Guicho era un hombre pobre, sencillo, solo usaba caites. Fue jornalero en la Hacienda El Viejo, también se destacó como gran sabanero. Fue aficionado a la caza de venados, zaínos y lagartos, con estos jugaba con ellos en las pozas de los ríos. Tío Guicho, hombre de mil aventuras.

 

Mi papá Antonio Moreira quien fue mandador de campo de la Hacienda El Viejo, y me contaba muchas historias de las hazañas del viejo Guicho. Por ejemplo una de ellas es que siendo sabanero de La Hacienda tuvieron que ir al lado del Pelón de la Bajura a deshilar un ganado (sacar el ganado de una parte alta).

 

Porque el río Tempisque estaba desbordado (fuera de su cauce natural) y por donde tenían que pasar ellos se llamaba "el palo del asientillo". Ahí tenían que pasar los aperos (albarda, peleros, etc.) en un bote y los sabaneros pasaban en pelos (sin albardas) montados en sus caballos; pero el bote se lo había llevado la creciente del río, y estaba perdido en las ramas de un árbol de papaturro en la otra orilla. El caso es que en ese lugar siempre había una lagarta parida y era muy grande.

 

Tío Guicho ese día andaba estrenando un sombrero blanco de lona y el mandador le dio la orden que fuera a traer el bote al nado. Al otro lado el mandador se llamaba Gerardo Ruiz. Tío Guicho a vista y paciencia de sus compañeros se desnudó todito y agarrando las ramas de un árbol de guabo con el agua al pescuezo le dijo un compañero "Guicho quitate el sombrero, se te lo va a llevar la corriente" y él les dijo "déjeme a mi, yo se lo que estoy haciendo y agarren pinta por si las moscas" y se tiró al nado contra las corrientes del río.

 

Cuando estaba por medio río, le flotó (salió de lado) la lagarta y le gritaban los compañeros; "Guicho, Guicho, la lagarta", ya él la había visto y se quedó en un solo lugar haciendo que nadaba y la lagarta se le vino encima y le tiró un tarascase (mordida) todos gritaron en la orilla, "Guicho, Guicho" cuando vieron que la lagarta le agarro la cabeza con todo y sombrero. Todo se quedó en silencio. Al rato les dice mi padre no se aflijan que a ese varón no es esa lagarta que se lo va a almorzar. Yo conozco lo que es ese viejo de valiente y mañoso.

 

Estaban en eso cuando idos viendo donde va saliendo del agua y trepándose en el bote el valiente Tío Guicho y le decía a la lagarta que ya había flotado cerca de él. "aja muerta de hambre del diablo vos en el agua seres reina, pero aquí en el bote yo soy el rey". ¿Que hizo el viejo Guicho? se quedó haciendo que nadaba y cuando se le vino encima la lagarta, se consumió rápido y dejó flotando el sombrero. Fue todo lo que agarró la enfurecida lagarta.

 

El fue un gran peleador y llegaban peleadores de todas partes a buscar al Tío Guicho para pelear y él les decía "aquí estoy papá, por eso no reculo (echar para atrás) ni para coger impulso y ya me he quemado tanto con leche, que hasta las cuajadas soplo".

 

De Arenal de Santa Cruz, hoy Cartagena, llegó a Ortega a pelear con Tío Guicho el Macho del Chorro y retumbaba el suelo donde esos hombres peleaban, ya al final el Macho del Chorro ya no podía y le gritaba Tío Guicho "idiay papá eso era todo y yo estoy como que comienzo".

 

De Cañas llegó un famosísimo peleador a Santa Cruz para las fiestas que le había mandado razón que llegara ahí para pelear con él en la fiesta de su pueblo.

 

El peleador llegó temprano y se adueñó de la cantina y no dejaba que nadie tomara ahí. Por ahí de las dos de la tarde llegó Guicho y apenas lo vio, el cantinero salió y le dice a Guicho, "que dicha que llegaste, por favor andá y sacame a un hombre que me está corriendo la clientela y no es posible que se vaya".

 

Le dice Guicho, "andate tranquilo que voy a amarrar la yegua en ese palo de jícaro". Al rato entró Guicho y pide un trago, y le dice el peleador "amigo aquí solo tomo yo porque yo soy muy hombre" y le dice Guicho "pues ahora somos dos y voy a quitarme el polvo del camino que traigo en la garganta" y le dice el peleador de Cañas "no me diga que usted es el hombre que yo espero desde temprano, el famoso Guicho, ¿y porqué llega hasta ahora?".

 

Le dice Guicho "si yo soy, y vengo hasta ahora porque le estaba dando tiempo que disfrutaras de las fiestas, mientras yo llegaba". Y le dice el de Cañas "bueno le voy a poner una condición, si me pegas aquí, tenés que ir a Cañas a mis fiestas a pelear conmigo", y así lo hicieron y Guicho le ganó la pelea y quince días antes de las fiestas de Cañas, Guicho se fue desde Ortega a su yegua atravesando esteros, ríos y lagunas a montañas y ahí también le pegó al cañero.

 

Me contaba mi papá que una vez se fueron a velar zainos a un bañadero a Río Viejo en la Hacienda El Viejo. Llegaron como a las ocho de la mañana y le dice mi papá "quedáte aquí, yo voy a aquel palo de ojoche que está caído atravesando el río". Como a las nueve de la mañana ya entraba la luz solar a la montaña y mi papá vio a Guicho debajo del tronco del ojoche fumando una cachimba (pipa) de semilla de fruto de la palma real (coroso), pipa que él hacía, cuando ve mi padre que se encarama un gran león (puma) sobre el tronco donde abajo estaba sentado Guicho y mi papá le silbaba y Guicho ni caso le hacía.

 

El león estaba lamiéndose las muñecas y Guicho tranquilo debajo del palo. Mi tata ya no le siguió silbando, solo pensaba que si veía que se disponía a atacarle, pues le disparaba. Bueno, al rato ve mi papá que se levanta Guicho y sacudiéndose las nalgas, apagó la pipa y le dice al león "bueno ya me voy, deporsí aquí no hacemos nada los dos y voz vivís aquí y vivo largo" y dio media vuelta y se fue donde mi papá y le dice "vamonos de aquí, con ese jodido, aquí no llega nadie", le dice mi papá "pero hombre ya rato te silvo y no contestas" y le dice Guicho "que rato te oigo, no ves que hace rato lo vi donde venía pero donde yo estaba es e! echadero de él, y como yo estaba ahí pues se subió arriba del tronco".

 

Me decía mi papá que para un Viernes Santo estaban todos los sabaneros tomando y jugando dados en la cantina del pueblo de Ortega llamada la Casa Grande.

 

Los sabaneros de ese tiempo más o menos me acuerdo estaba Antonio Moreira que era mandador de campo, Adriano Castañeda, Pablo Cascante (hijo de tío Guicho), Leandro Díaz, Chico Huertas y tío Guicho, todos ya del recuerdo, gloria y orgullo de la pampa, y Rodolfo Aguilar de Filadelfia, gracias a Dios todavía entre nosotros.

 

Bueno, el asunto pues es que entre los parroquianos, ahí estaba alguien dijo: "sabían ustedes que los lagartos los Viernes Santo, no pueden morder", "y eso por que" le pregunta el viejo Guicho, y le dice el cantinero, "porque los Viernes Santo los colmillos se les aflojan" y le dice Guicho "¿Quién dice eso, eso es mentira" y le dice el cantinero "apostemos una botella de guaro a que no pueden morder hoy Viernes Santo" y le dice Guicho "acepto la apuesta" y le dice a mi papá: "Toño ya vamos a ganarnos esa botella de guaro, andá a los caballos y traéme dos manilas" y mi papa se la trajo y les dice a todos "vamos todos al río Ponce, un río de Ortega, para que me ayuden jalando un lagarto que voy a ir a amarrar" y se fueron iodos y llegaron a una gran cueva que tenía un lagarto de cuatro metros de largo y se metió el viejo Guicho y lo amarró, porque este varón se metía a las cuevas a amarrar los lagartos, él fue el que enseñó a mi papá a meterse a amarrarlos, y luego salió y todos jalaron y jalaron y sacaron al gran lagarto y lo llevaron hasta el pueblo y lo amarraron en el tronco de un árbol de matapalo que había ahí en la plaza del pueblo. Ahí mismo en la plaza mataban al ganado para consumo del pueblo y vino Guicho y llamó al cantinero y le dice: "ya te vas a convencer como tiene los dientes estos lagartos hoy Viernes Santo", y llamó a un güila que ahí estaba y le dice: "muchacho agarrá esa cabeza vieja de vaca que está ahí y tirásela a la boca de ese lagarto" y el güila agarró y se la tiró y el lagarto se suspendió y la agarró en el aire y solo pedacitos de hueso cayeron por todos lados y le dice Guicho al cantinero: "bueno yo ya hice mi prueba, ahora hacé la tuya, metele la mano en las tapas a ese diente blando y ganas la apuesta" y dice el cantinero "gracias Guicho, tomá la botella de guaro" y así fue como quedó la tradición de todos los Viernes Santos en Ortega, mi pueblo querido, de ir a agarrar un lagarto vivo y traerlo al pueblo. Como dice un famoso científico que ha venido a vivir ese festival del lagarto a como él le llama y orgulloso me siento de que esta hazaña de Guicho Cascante todavía perdure entre nosotros y que haya sido motivo de que año a año nos visiten tantas personas y científicos nacionales y extranjeros.

 

De este valiente varón todavía me quedan muchas hazañas que contar.

 

Yo invito a la municipalidad de Santa Cruz y a la comunidad de Ortega para que se haga algo en la celebración de la "Cogida del lagarto" en honor a ese valiente varón, orgullo del cantón don Leonidas Cascante Piña, conocido cariñosamente como Tío Guicho, y también hago la invitación al Ministerio de Cultura, Juventud y Deporte.